viernes, 28 de julio de 2006

El fantasma accidental

Las enfermedades extinguidas, mi querido: algunas de ellas pueden matar en minutos. Enfermedades voraces acechan la tierra y la paja, en la bruma y en las ciénagas y en la roca fosilizada. Algunas de las más mortíferas son plantas parasitarias, especializadas en crecer en la carne humana, como Raíces. Raíces crece hasta las vísceras y las glándulas y en espiral alrededor de los huesos; sarmientos brotan de las ingles y de las axilas de la víctima; brotes verdes crecen de la punta de su pene; zarcillos se deslizan por sus narices para liberar semillas mortales que luego se esparcen con el viento; espinas que le arrancan los ojos; sus testículos se hinchan con raíces y revientan; su cráneo se transforma en un tiesto de pasmosas orquídeas cerebrales que le cubren los ojos muertos y el rostro idiota mientras la piel, de a poco, se endurece como una corteza. En algunos casos, la metamorfosis es total. El sujeto prende en la tierra para conocer la exquisita agonía de la sabia que aviva, de las hojas devoradoras de luz y de las raíces nutridas por el agua, la bosta y el suelo.


William S. Burroughs
El Fantasma Accidental (novela)

No hay comentarios.: