domingo, 8 de noviembre de 2009

Todo en un punto


Hubo dos libros culpables de que algún día, cuando niño, yo quisiera estudiar astrofísica. El primero fue La Historia del Tiempo de Stephen Hawking; el segundo, Las Cosmicómicas de Italo Calvino. Quisiera hablarles de éste último. Tonto de mí, cuando lo leí tenía unos 10 años y mordí el anzuelo. No me daba cuenta de que la astrofísica me importaba un carajo, en realidad eran los libros y la literatura de lo que me había quedado enganchado.


Desde entonces considero a Las Cosmicómicas como uno de los libros más divertidos que he leído. Aquí, Italo Calvino parte de un puñado de artículos científicos, siempre citados al inicio del texto, para crear pequeñas historias o fábulas que no cesan de causar sorpresa en cada línea. No sé cómo, pero Calvino es capaz de hacernos sentir niños a quienes, por primera vez, les explican el mundo de nuevo; siempre recordándonos que, al final de todo, la ciencia es sólo eso: La narración de un maravilloso cuento que intenta contarlo todo.


Cada historia se desarrolla en la voz de Qfwfq, un personaje que tiene la edad del universo y que puede dar fe de todo lo que ha pasado. El origen de la materia, los dinosaurios, juegos en donde las galaxias son bicicletas y el tiempo una pista de carreras; Qfwfq ha estado en todas partes, en cualquier momento. La ciencia-ficción funge aquí como un pretexto para dar pie a una fantasía que intenta definir a la naturaleza humana, en su relación con el cosmos, de una forma poética, lúdica y hermosa. 




En fin, me callo.  Les dejo uno de los cuentos más característicos del libro. Avísenme si quieren más:

Todo en un punto.

Las Cosmicómicas

de Italo Calvino

Ediciones Minotauro


miércoles, 16 de septiembre de 2009

La Voz del Cronopio


Ayer Karla Verde y yo platicábamos sobre Julio. Sí, ese Julio. Ése que no dejamos de releer y al cual ambos le debemos gran parte de nuestro amor por la literatura. Una cosa llevó a la otra y en un punto de la charla yo recordé que, en algún lugar, tenía guardadas estas pistas. Al escuchar apenas unas cuantas, Karla me pidió -en realidad me rogó, me exigió, me ordenó- compartirlas. Y quién soy yo para negar a Julio cuando todos lo quieren tanto, cuando él mismo dice querer sentarse con nosotros, a pesar del tiempo, para tomarse un café o unos tragos.

Después de escuchar la voz de Julio es imposible leer sus textos sin evocarla. Esas erres arrastradas y la emoción con la que va construyendo sus artificios verbales, siempre a la velocidad exacta y necesaria. No puedo evitar recordar ese capítulo de Rayuela en donde Talita graba sus palabras en un magnetófono. Y es que, al igual que ella, parece que a Julio le divertía tanto grabar su voz y jugar con todas las posibilidades encerradas en tal acto que, por momentos, nos hace sentir parte de un fenómeno fantástico -sobrenatural- y es como si de pronto él estuviera ahí, con nosotros, en el mismo cuarto, charlando y pidiendo algo caliente porque vengo de un invierno que para qué te cuento.

Y bueno, he aquí unos cuantos capítulos de Rayuela, fragmentos de El Perseguidor, historias de cronopios, algunos cuentos, poemas y demás textos leídos por Julio mismo. Además les incluyo el álbum Trottoirs de Buenos Aires, un disco de tangos grabado en 1980 en voz del Tata Cedrón y con letras de adivinen quién.



sábado, 8 de agosto de 2009

La Prueba


Al argentino César Aira lo han tachado de escritor juvenil, fantástico, pop, raro, chabacano y posmoderno. Pero nunca han podido encasillarlo por completo. Cada historia suya es tan distinta de la anterior que cualquier clasificación resulta ridícula. Para qué intentarlo, pues. Yo sólo quiero decir que César Aira es un chingón. Punto. 'La Prueba' fue el primer libro suyo que leí y, después de algunos años, sigue siendo uno de mis favoritos.

Novela de pocas páginas -sí, fulminante como una buena canción punk-, La Prueba narra el encuentro de Marcia, una chica virgen, tímida pero inteligente, con Mao y Lenin, dos chicas punks que aparecen de la nada declarándole un enamoramiento súbito pero definitivo. Perturbando el mundo de Marcia mediante su lógica salvaje y cabrona, Mao y Lenin se propondrán demostrarle su amor transformando la realidad de golpe y por completo, sin escatimar coraje ni violencia, por supuesto. La Prueba retrata, sin más, toda la fuerza de una adolescencia incendiaria, con esa pureza maldita que la vuelve imposible. 

Aquí les dejo el link para que se la bajen completa.

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